sábado, 26 de octubre de 2019

Máscaras


Nunca antes he visto esa expresión de ira en los ojos de Víctor. Parecen dos grandes cuchillos de hielo que quieren atravesarme. Está rabioso. Se está conteniendo para no saltar hacia mí.
—¿Cómo has dicho?
—Fue solo un desliz. Pero siento que tenía que decírtelo.
Hacía semanas que estaba muy triste por la muerte de León. Aún no había logrado asimilarlo. Y Víctor me había preguntado en varias ocasiones por qué me afectaba tanto si ya no nos veíamos. Si ya apenas hablábamos. Al final la culpa había hecho mella en mí y había confesado que, antes de dejar de vernos, León y yo habíamos pasado varias noches juntos.
—¿Me has estado engañando? —preguntó, acercándose peligrosamente a mí. Ambos estábamos de pie, en la cocina— ¡Responde!
—Víctor… Por favor.
—He dicho que me respondas.
Me empuja con fuerza contra la pared de la cocina y me toma por los hombros. Sus ojos están clavados en los míos. Está sudando y tiene la mandíbula apretada. Sus dedos se hunden en mi piel. Me hace daño.
—¿Cuántas veces me has engañado? ¿Cuánto tiempo?
Tengo la mente en blanco. Jamás pensé que Víctor podría comportarse así. Él es dulce y bueno. Él nunca me haría daño. Quiere lo mejor para mí.
—¡Que contestes, zorra!
Golpea con el puño la pared, a dos palmos de mi rostro y yo grito. Comienzo a llorar a causa del miedo. Sus mejillas están encendidas. Su expresión me aterra. Quiero que me suelte.
Momentáneamente me recuerda a la expresión que veía en los ojos de mi padre cuando amenazaba a mi madre. Pero ese recuerdo desaparece. Su rostro se dulcifica. Desfrunce el ceño y me mira con ternura. Me abraza y me besa la frente. Comienza a llorar. Le tiemblan las manos. Sus nudillos están ensangrentados.
—Lo siento. No quería decir eso. Perdóname. No quería llamarte así. Sabes que jamás te habría llamado así si no hubieras hecho algo tan horrible. ¿Verdad?
Yo asiento, aún en shock. Sé que me lo he merecido. Él no es así. No tendría que haberlo sido si yo no le hubiera traicionado. Toda la culpa es mía. Debería haberme apartado de León como él me dijo. Debería haber apartado la tentación desde el principio. León era una mala influencia para mí y él lo sabía. Por eso me había pedido que lo dejara a un lado. Víctor sabía qué era lo mejor para mí.
—Ya no volveré a verlo. No volveré a mandarle mensajes. Te prometo que no volverá a pasar, Víctor. Por favor, no te pongas así.
Nos abrazamos. Ambos hemos obrado mal, pero no importa. Nos queremos. Nos entendemos. Y podemos con todo. Con lo que sea.
Nuestro amor es fuerte. Nosotros lo somos todo.

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