Víctor me mira desde el sofá. No
me comprende. No entiende el dolor que estoy sintiendo, por mucho que lo intente.
Siempre me dice que tengo que dejar de llorar de una vez. Que León no era una
persona tan importante. Que solo era un drogadicto que me había metido en un
mundo horrible del que, por suerte, había salido. Y sin embargo, yo siento en
lo más profundo de mi corazón una tristeza enorme. Era mi único amigo, mi mejor
amigo, una persona que me quería con locura y me lo había demostrado muchísimas
veces. Y yo lo abandoné cuando más me necesitaba.
—Si en vez de ese zarrapastroso hubiera
muerto yo, no llorarías tanto —dice, algo rabioso.
—Sabes que no es verdad.
Se encoge de hombros y sigue viendo
la televisión. Hace unos cuantos días que es muy frío conmigo. Está enfadado.
Dice que le doy demasiada importancia a algo que no lo tiene. Quizás sea
demasiado dramática. Quizás tenga razón. Siempre la tiene.
—Parece que lo quieres más que a
mí, Julia.
—Os quiero igual a los dos. O al
menos os quería igual.
Los ojos de Víctor me acuchillan.
No debería haberle dicho eso. León no era bueno para mí y no debía quererle. No
debía tener sentimientos por él. Y acababa de ponerlos al mismo nivel. Acababa
de insultar a Víctor.
—¡No quería decir eso! —exclamo,
pero ya es tarde.
Víctor se ha levantado y se
acerca hacia mí con las manos metidas en los bolsillos. Parece triste, pero
algo me dice que no lo está. Más bien está decepcionado. Estoy segura de que
pensaba que lo quería por encima de todas las cosas. Al menos es lo que él se
merece. Que lo quiera por encima de todas las cosas, pero no es así. Por mucho
que lo he intentado.
—Me voy a dar un paseo.
—Perdóname, Víctor. No quería
decir eso.
Intento coger su mano, pero él se
escabulle. No quiere tocarme. No quiere mirarme a los ojos. Y eso que aún no
sabe toda la verdad. Aún no sabe que León y yo hemos estado juntos y que nos
veíamos a pesar de que él no quería.
—¿Cómo puedo demostrarte que te
quiero más a ti que a él? —pregunto.
Se detiene. Aún no ha abierto la
puerta.
—¿No se te ocurre ninguna manera?
Niego con la cabeza. Creo que ya
se lo he demostrado muchas veces, pero nunca es suficiente. Con él parece que
nunca es suficiente.
Se gira. Viene hacia mí. Me coge
de la cintura y de la barbilla. Y me besa. Cree que mi intimidad no ha sido explorada
por León, pero se equivoca. Aún así, no me importa. Quiero que se sienta
especial. Que sepa que es especial para mí.
Nos dirigimos a la habitación.
Estoy triste y no me apetece, pero da igual. Todo sea para evitar que Víctor se
enfade conmigo.
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